Colaborando en esta campaña preventa recibirás el libro en casa antes de que entre en circulación, para que esto sea posible nos hemos propuesto alcanzar en torno a 50 reservas, para iniciar los procesos de edición justo después de finalizar la campaña; en un plazo que puede rondar los 2-3 meses.
En Livingston, un pueblo de pescadores en la costa atlántica de Guatemala, la vida tranquila de los garífunas frente al mar no deja de darle sorpresas al protagonista de esta novela: el pequeño Robinson. Desde su más tierna infancia, Robinson se mueve al ritmo del tambor transmitido por su abuelo cuando él aún era solo un bebé de cuna, viviendo intensamente la vida que ha heredado de su familia. Sin embargo, siendo aún muy joven, los intrincados caminos del destino lo arrancan del lugar al que pertenece y lo empujan a emigrar junto con su madre en busca de nuevos mundos y de nuevas oportunidades. Oportunidades que le abrirán la mente con experiencias nunca antes imaginadas y que al mismo tiempo le permitirán entender mejor quién es él y el valor de su cultura, sus tradiciones y su gente.
Periodista y escritora. Nació en Valladolid y creció en Vallelado, Segovia. En 1992 se trasladó a Centroamérica donde trabajó como corresponsal en varios países y después como observadora de Derechos Humanos en la Misión de Paz de la ONU en Guatemala.
Desde 2002, instalada ya en España, ha ejercido como escritora y profesora de yoga y viaja como observadora internacional con misiones electorales de la UE a países de África y Latinoamérica.
Desde 1995 ha combinado la vida profesional con la de ser madre de dos niños adoptados que han sido su principal inspiración para escribir libros infantiles y juveniles. El reloj rapero; Monos, gatos, peces y suricatos; Los versos del universo o El mejor tesoro que no es de oro, son algunos de sus títulos.
Como amante de la intrahistoria es también autora de dos obras: Del real al euro y Memorias con alma.
«Abandonar el lugar donde uno ha nacido y crecido y dejar atrás la cultura que ha conocido desde que llegó al mundo, no es tan fácil como creemos. Emigrar no es algo que cualquier ser humano haga por gusto. Normalmente son las circunstancias adversas las que empujan a muchos seres humanos a arriesgar su vida para salvarla, o simplemente la esperanza de vivirla con un poco más de dignidad.
Esta novela, dirigida a una población joven, pretende dar a conocer la enorme riqueza cultural y tradicional que muchos seres dejan atrás cuando abandonan sus lugares de origen, así como la añoranza y también la esperanza que habita en la mayor parte de ellos de regresar a su mundo y a sus raíces, con las que nunca dejan de estar conectados.
Emigrar también implica coraje y afán de superación, dos cualidades muy valiosas».
«Livingston sigue siendo para mí el lugar más mágico del mundo, atrapado entre el río Dulce y el Atlántico, en este hermoso país que es Guatemala. Aquí el tiempo se para. El mar, la arena, las palmeras cargadas de cocos, las gaviotas con sus interminables vuelos, las casitas de madera junto a la playa, todas dispersas, sin amontonamientos... No he visto nada como esto en mi vida. El Río Dulce que desemboca en el mar convierte a esta ciudad en una isla dentro del continente, ya que su única salida es hacia Belice, porque no hay carretera. Solo hay selva aún en estado virgen.
La población autóctona de Livingston somos garífunas. Yo, aunque estoy algo mezclado, me considero uno de ellos. Porque al final es la cultura, es la costumbre, es la tradición, lo que marca el sentimiento de identidad. Y yo, a pesar de mis orígenes algo confusos y de los años que he vivido fuera, me siento garífuna. Los garífunas somos descendientes de africanos. Dicen que nuestros antepasados venían en un barco inglés como esclavos en el siglo XVII cuando este naufragó junto a la Isla de San Vicente. Nuestros antepasados lograron escapar y se quedaron en la isla. Allí convivieron y se mezclaron con la población caribeña…».
Por otro lado, independientemente de que colaboréis realizando vuestra reserva o no, en ocasiones no se puede, sería una inestimable ayuda que os hicieseis eco de esta campaña a través del boca-oreja o por redes sociales... la Cultura, Malas Artes y Conchi González os lo agradeceremos.